Día 23.
¡Pero bueno! Día 23 y ahora, sí que sí. Vamos cuesta abajo. Oficialmente hemos sobrepasado la mitad del confinamiento establecido… siempre que no se prorrogue, ¡claro!
¡Jo! Qué ganas de que llegue el día en que podamos volver a una cierta rutina, es evidente que ira todo muy poco a poco pero, sueño con el momento de llegar y abrir la reja tras tanto tiempo y, espero, volver a notar ese aroma que solo una librería puede desprender.
Es que, además, tenemos pendiente una reunión del Club de Lectura. Iba a ser el primer lunes que decretaron la alerta, así que cuando la retomemos va a ser necesario darle una nueva lectura al libro, Las mutaciones se llama, para refrescar la mente. Eso sí, nos tendremos que sentar separaditos unos de otros, pero no vamos a perdonar la copa de vino durante la tertulia.
El lunes, una vez más nublado y tirando a feo, pasó ni mucha novedad. Hoy he desayunado un buen café y una de las magdalenas que hizo mi hija el fin de semana. ¡Qué ricas! Y para almorzar tocaba tomar lentejas. Vamos, que los niños no han hecho precisamente una fiesta al sentarse a comer.
Después de comer, el segundo cafelito del día, este cortito. Y un poco de televisión, pero nada de noticias, ni programas acerca de esta cosa que nos mantiene en casa, creo que voy a optar por dejar de mencionar la palabra. Total, que me dedico en las sobremesas a ver algo de deporte.
Ya me he visto la reposición de los mejores Tours de Francia, algún Giro y las mejores etapas de la Vuelta a España. No han faltado finales de Champions, Mundiales y Eurocopas. Todos los Roland Garros y Wimbledon de Nadal. Alguna serie final de la NBA con Magic Johnson o Jordan y medallas olímpicas en distintas disciplinas deportivas. ¡Por Dios, que vuelva el fútbol!
El resto de la tarde lo he dedicado a darle un buen tirón a un libro, no me está gustando mucho pero bueno, se deja leer. Llegaremos al final por si depara un cierre interesante. Además, una buena charla telefónica con mi “compare”. Está haciendo un master así que en estos días le está cundiendo la cosa. Mañana se examina de la primera parte, ¡Suerte maestro!
No podía faltar hoy conectarse a la librería. Por supuesto, todo estaba en perfecto estado de revista. Pero algo me llamó mucho la atención, casi todos los tableros de ajedrez, de parchís y juegos similares prácticamente agotados en los distribuidores. Y, más curioso aún, no he sido capaz de encontrar stock en cualquier puzzle de más de 500 piezas en ningún sitio.
Hoy diría que ha habido más gente de lo habitual aplaudiendo desde los balcones y luego sonó alguna marcha de semana santa. Eso sí, pasos no he visto ninguno. Por cierto, hoy habría estado Málaga, como decía ayer, “abarrotá” viendo al Cautivo procesionando por sus calles.
Y poco más. Un rato de charla con mi padre, claro, por teléfono y la hora de la cena, luego llamó el otro compadre. Esta vez por videollamada. Nada, hemos arreglado el mundo en un rato, incluso económicamente, y también hemos visto a Rebeca dar pasitos la mar de suelta.
Así se nos va este lunes santo. Las cifras, aunque siguen siendo bastante elevadas, parecen indicar que esto va estabilizándose. Esperemos que así sea y, en breve, podamos oír cómo piensan organizar, al menos, el regreso a la apertura de negocios. Pero esto será el capítulo siguiente. Toca esperar y ser paciente.
Buenas noches.