Día 39.
El número 39 nos ha traído un día, en cuanto al clima, más que aceptable.
Sonó el despertador a las 8. Luego a las y cinco. A las y diez también y justo ahí, encontré la fuerza para levantarme. Es que me costó horrores encontrar el sueño. Y mira que buscaba con empeño.
Bueno, puesto en pie, me dispuse a hacer un buen rato de ejercicio. Justo cuando acababa, se levantó Carol y desayunamos juntos. Más tarde, he dado un paseíto para hacer la compra. Por cierto, me ha parecido excesivo el movimiento de personas y vehículos en el corto trayecto recorrido. Vamos, que por un momento he pensado que se había levantado la alerta y algún bromista me tenía engañado para que siguiera sin salir…
Así he llegado al súper. Supongo que como las anteriores compras las hice por la tarde es normal la diferencia de clientes comprando, pero aquí también había mucha afluencia. Me he traído un poco de pescado para el almuerzo y nos lo hemos zampado con unas patatas cocidas. Hacía un pelín de aire que casi incomodaba, aun así, nos hemos ido al balcón.
Después, ya sabes, cafelito en el sofá con una medio cabezada de esas que te pegas en ocasiones mientras tienes en la tele un documental de La2. Pues hoy igual, pero de fondo la “charlotá” esta del Congreso. Ideal para siesta, si lo llego a saber anoche me pongo algún debate, hubiera dado igual que fuera de varias legislaturas atrás, y en cinco minutos habría estado durmiendo a pierna suelta. Estoy por grabarme un disco con alguno para esos días de insomnio.
Que lo bueno, bueno, es cuando las cámaras enfocan esos gestos que ponen los oyentes mientras el señor, o señora, de turno suelta su discurso. Que poco respeto en el supuesto sagrado sitio para la oratoria y el diálogo. De vergüenza en muchos momentos.
El resto de la tarde ha transcurrido con algunas llamadas de teléfono, un par de amigos y un comercial de una editorial. A esto debemos unir alguna cosilla que estamos preparando Isa y yo (y algunos más) para celebrar mañana el Día del Libro, el día más bonito del año para nosotros junto con los días de Navidad.
Así que mañana, nuestros clientes y amigos tendrán alguna sorpresita en redes sociales. Además es el cumpleaños de mi compadre Joselito, se me hace mayor porque viejo ha sido desde que lo conozco.
La tarde, por supuesto, ha incluido los aplausos, una cena un poco más tarde de lo normal y ahora veremos el segundo capítulo de Unorthodox.
Hoy te dejo pronto, amigo. Mañana promete ser un día extraño, por más que llevemos 39 a nuestras espaldas no termina uno de acostumbrarse. Pero, también, será un día especial e intenso. El número 40, número redondo y que, en cierto modo, cierra un círculo y además será la fiesta del libro. Lo dicho, mañana a celebrar. Luego, en julio, a celebrar “en vivo y en directo”.
Buenas noches.