Día 61.
Jueves, 14 de mayo. Van siendo necesarias muchas manos para contar días, son sesenta y uno, así que nos vamos a siete personas para poner dedos… No hay nada que hacer, al menos, hasta el lunes próximo si conseguimos pasar a fase uno.
Y ahora que se comenta que pretenden proponer una nueva prórroga de treinta días consecutivos, quizás nos vayamos al día 100… Amigo diario, a estas alturas te tengo ya un gran aprecio, eres uno más de la familia, pero no sé si me apetece compartir tantísimo contigo. Hay que ir sobre la marcha, seguiremos tachando días uno a uno.
Mañana, otra vez ya, entramos de nuevo en fin de semana. Y dirá alguien que el tiempo va lento.
De todos modos, hoy toca hablar del jueves. Y debería haber comenzado a las ocho y media, hora a la que habíamos puesto el despertador. Él cumplió con su trabajo puntualmente. Sonó la alarma, Carol la apagó y, no sé cómo ocurrió, pero unos segundos después abrí los ojos de nuevo… y eran las nueve y cinco. Digo yo que algo similar debió ocurrirle a Sabina cuando compuso quién me ha robado el mes de abril.
Puesto en marcha, cuando el reloj casi daba las diez, salí de casa. Lo primero era recoger las monedas para cambio en el banco. Llegas a la puerta de la entidad. La primera es automática y, al acercarte se abre, la segunda la abre con llave un vigilante de seguridad que te pregunta qué necesitas. Le explicas, él cierra y vuelve a entrar. Luego sale y te dice que en seguida están contigo. Un par de minutos después sale la chica que me atiende y recoge el dinero y, otro minuto después, vuelve a salir con las monedas requeridas. Aséptico total. Monedas conseguidas para poder dar cambio al cliente que, dicho sea de paso, se está notando mucho que vamos tendiendo a usar tarjetas en gran medida.
Así que, ya en la librería, a aprovechar para organizar, repasar mercancía y atender a algún cliente. Las mañanas se pasan rápido o al menos a mí me da esa impresión. Tiene cierta similitud con las primeras semanas, cuando abrimos allá por 2011. Tengo puesto el modo positivo en ON y hago que la ilusión por recuperar la mayor normalidad posible supere, con creces, a la incertidumbre de no saber qué nos depara este asunto a corto y medio plazo.
Carol ha ido a la peluquería durante la mañana, seguro que como un alto porcentaje de la población en los últimos días. Menos yo, que llevo muchísimos años usando máquina y me pelo en casa.Después de comer, como sé que a algunas personas les gusta saber el menú, hoy tocó cocido y unas croquetas, nos hemos sentado un rato. No hace falta decir que lo siguiente ha sido un café y descansar un poco.
Esta tarde he regresado a la librería. Debía acabar una devolución de libros que se quedó pendiente y, de paso, he llevado un pedido a nuestra amiga Mónica, que le resultaba complicado salir de casa. Al final me han dado allí más de las ocho.
He vuelto a casa y me he cambiado para salir a correr. Hoy estuvo todo el día con un tiempo raro, salía el sol y, minutos después, se nublaba y hasta llovía. Y eso pasó, estaba la tarde clara y en unos segundos se puso negro, sonó un trueno largo y comenzaron a caer goterones. En vez de seguir bajando corrí unos tres kilómetros alrededor del bulevar y de casa y acabé por subirme, ya estaba bastante mojado y no está la cosa para un resfriado.
Lo poco que resta de día ha sido lo habitual, una ducha al subir, cena y un capítulo de la serie. Se va acabando y habrá que ir buscando opción a la que engancharse. La eterna candidata es Juego de Tronos, no sé por qué no me he decidido aún. Creo que, como me conozco, sé que me voy a enganchar y soy capaz de chuparme las ocho temporadas a varios capítulos diarios. No ni na…
En fin, llega el viernes. ¡Finde! Y, quien sabe, previa de la entrada en fase uno.
Buenas noches.