Diario de una alerta.

Día 8.

Como te decía ayer, amigo diario, hoy vendría un poco más temprano. Dice el calendario que hoy es domingo. Cerramos lo que hasta hace pocos días era una semana normal. De lunes a domingo, y vuelta a empezar.

Cualquier día como hoy quizás habríamos salido a comer. Lo que daría yo por tomar alguno de los platos que nos ponen Javi y Laura en Arai, por ejemplo. Y Fernando, por supuesto, ¡Todo un crack! O cogeríamos el coche para ver a los abuelos a La Línea. Comeríamos juntos y a media tarde regresaríamos a casa. O, simplemente, no saldríamos en todo el día. Pero porque no nos daría la gana, ¡Qué distinto!, ¿Verdad?

La primavera ya ha llegado, pero casi no nos hemos dado cuenta. Y es que a esto, se une que nos acompaña un tiempo feo, nublado y con lluvia. Bueno, en breve tendremos sol, lo que no nos va a quitar nadie es el clima que disfrutamos en este rincón, en esto somos unos privilegiados.

Son tiempos de crisis. Se dice que de estas épocas siempre salen oportunidades de negocio… así que me he planteado pensar cada día un ratito para encontrar la fórmula que me permita retirarme en breve. Hoy se me ha ocurrido la primera idea. Voy a crear una agencia de viajes. Vamos a ofrecer estresantes paquetes por todo el mundo. Por ejemplo, uno de ellos: “Tras el confinamiento, sal y conoce Europa en 3 días”. Será un paquete sin hotel, quien lo contrate dormirá en los transportes.

Ya tengo el programa tipo. Algo así:

Día 1. 7,30am. París. Torre Eiffel, Louvre y almuerzo con vistas al Sena. Traslado a Roma. Visita al Coliseo. Monedita en la Fontana di Trevi. Cena con pizza en el barrio del Trastevere. Traslado a Portugal con focaccia fría.
Día 2. Lisboa. 7,30am. Visita a la torre de Belem. Paseo en tranvía y almuerzo amenizado por fados (tengo yo un amigo que los canta como los ángeles, protegeré su identidad). Traslado a Londres, merienda y siesta en el avión. Visita al Big Ben y sesión de fotos en Abbey Road mientras oímos el “Imagine” de los Beatles. “Fish and chips” para llevar y cenamos en el vuelo que nos lleva a Berlín.
Día 3. 7,30. Berlín. Desayuno con productos locales en la Puerta de Brandeburgo. Muro de Berlín acompañados por la banda sonora de Pink Floyd (humor fino!!!). Posibilidad de contratar como extra el darse cabezazos contra el muro. Almuerzo compuesto por perrito caliente y cerveza (no fría) y traslado a Amsterdam. Visita al Barrio Rojo y a los coffeshops. Visita libre, seguro que todos se apañan muy bien. Regreso a casa. Exhaustos y agotados… y a por otro viaje, que se nos cae la casa encima…
¡Ojo, diario! La idea es mía. Si alguien me la quiere comprar, igual negocio…
Seguiré buscando nichos de mercado, me voy a hacer de oro.

Pero bueno, hoy me he comido una fideuá que quitaba el “sentío”, incluso he repetido. Yo he picado los ajitos, que toque más maravilloso le he dado. Y me bebí dos copitas de tinto. ¡Olé!

Y pensaba yo ahora, tomando el café, en el día 1 D.C. (después del coronavirus). ¿Cómo será la puesta en marcha? Será, probablemente, una mezcla de ganas de salir a la calle y gritar a los cuatro vientos “¡Hola, mundo!”, abrazar y dar besos a cualquiera que te cruces por la calle, con otro tanto igual de inquietud por todo lo que nos habremos dejado en el camino. Las pérdidas, económicas y humanas. Dijo anoche un señor con traje y corbata que “Cuando todo pase sabremos si fuimos generosos y valientes”. Haremos en ese momento examen de conciencia. Y allá cada cual. La gran mayoría de los de a pie, sacará muy buena nota. Fijo.


Y los autónomos, ¿pa cuándo? Sé de sobras que de aquí no sale en pie casi nadie. A todos, más o menos, nos va a afectar en gran medida. Pero, me imagino solo por un momento a San Pedro (válido para cualquier pueblo) con sus comercios cerrados, sin actividad, sin vida. ¿Te haces a la idea? Pues sigue tirando del hilo y piensa en las consecuencias de eso y en cómo caería todo cual castillo de naipes.

También ha habido carrerita de pasillo otra vez para bajar el almuerzo.

En fin, hoy pondré una peli para ver con mi mujer. Estoy viendo desde aquí sentado tantas gaviotas volar frente a mi balcón que optaré por otra de Hitchcock, “Los pájaros”. ¿No te irá a extrañar a estas alturas lo que pueda ocurrir, no?

¡Ea! A descansar, que mañana es lunes. Ji ji ji

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Diario de una alerta.

Día 5.

Al final hoy no he hecho el pollo, comimos pescado. Total, mañana será otro día y mi toque especial va a seguir dando el mismo sabor.
Además, como que pega más mañana. Tío, que mañana es viernes. ¡Fin de semana! ¡Ole y ole!

Ves, lo que comentaba el otro día de mi colega Carlos, que se van los días y no te enteras. Ahora tenemos todo un fin de semana por delante. Anda que no tengo ya planes, no ni na…

Y tampoco hemos almorzado en la terraza, con estos días tan feos que están haciendo ni mucho menos apetece. A ver si nos van haciendo unos días de calorcito y sol y me pongo un buen rato a ver si cojo color… que entre lo blanco que soy y que desde que abrí la librería me pego los veranos preparando y forrando libros de texto, me podrían coger, como mínimo, de figurante en una peli de vampiros. Cero maquillaje, solo ponerme colmillos y listo.

Así que habrá que ver fútbol, ¿no? Me pondré la redifusión del España-Malta, lo han puesto estos días en Teledeporte, para escuchar a José Ángel de la Casa, ¡Qué grande!¡Cómo cantó el gol número 12 con esa garganta rota de emoción! Tengo en cola también el ver, pero en horario de prime time, el Madrid-Barça, el del 2 a 6. Lo que sea para mantener el ánimo a tope. ¡Hay muchos recursos! Y si veo que las fuerzas flaquean, la gran baza está bajo llave, la final del Mundial. El Iniestazo. ¡Cómo gritamos todos a una! Y, justo ahora, también en el mismo barco debemos estar todos, aunque por motivos muy distintos.

Pero aún hay que acabar el día, el día de San José y del padre, probablemente, más extraño de nuestras vidas. Y mi hija que me ha regalado hace un ratito un video que ha editado ella misma con fotos familiares desde que ella y su hermano eran bebés hasta estos últimos días. La canción de fondo era Mi héroe de Antonio Orozco (oídla si no la conocéis).
Y claro, estos días que los sentimientos están un poco a flor de piel… pues nada, nudo en la garganta y a salir del paso. ¡Qué ratito, chiquillo! Vamos, que sufrí menos con el partido del Iniestazo que comentaba antes, y eso que fueron 116 minutos.

Es que estos días, al menos a mí me está pasando, todo se exagera más de lo normal. Los sentimientos y la sensibilidad son intensos. Y seguro que, a medida que pasan los días, la cosa irá a más. Así que nada, a fomentar la risa. Habrá que ver aquellos videos de Martes y trece con sus empanadillas de Móstoles. Habrá que tirar de Chiquito. O de aquel Ángel Garó, un paisano, en el Un, dos, tres. ¿Recordáis? Una opción de libro muy divertido es “El abuelo que saltó por la ventana y se largó”, me reí mucho.

Y, una buena noticia, yo llevo la cuenta por el día 5, pero en realidad llevamos 6 ya. ¡Bah! Si por ahora me parece un cuarto de hora. Es que yo acostumbro a contar los días como las facturas o los cargos en el banco. A días vencidos. Defectos de… sí, eso, de autónomos. ¿Me vais pillando?

Hoy voy a acabar pronto, que estoy viendo en televisión como más de dos políticos, de ideologías de lo más opuesta, se saltan la cuarentena (no comment) para “salvar” a España, bueno a España o a quien sea. “Aroooo, carajoooo” (eso también lo dice mi cuñao. ¿A qué no sabéis de dónde es?). Si, además, para decir lo que dicen la mayoría, puede decirlo cualquiera, o lo dices por videoconferencia y listo, ¡leches!.

Pues eso, que voy acabando, no sea que me encienda y ya va tocando pensar en dormir.

Aunque antes, voy a leer un poquito. “Cien años de soledad” del Nobel Gabriel García Márquez. Si es que tengo un ojo eligiendo películas y libros…

¡Nos vemos en los bare…..! Jo, ya me pudo el espíritu del fin de semana. ¡No he dicho nada!

¡Qué descanséis!

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Diario de una alerta.

Día 4.

Muy buenas. ¿Qué tal? ¿Dónde andáis hoy?… Como si no lo supiera, ¿no? Que no se me ocurría cómo romper el hielo…

Esta noche pasada dormí fatal. Un sueño muy ligero que no me permitió descansar mezclado con una horrible pesadilla. Soñé que pasaba todo un día soleado metido en un chiringuito, comiendo pescaito frito y bebiendo cerveza helada. Me bañaba y seguía comiendo. Me bañaba otra vez y seguía bebiendo. ¡Qué disgusto! Y luego, encima, copita en una tumbona bajo una sombrilla. Y al caer la tarde, un largo paseo por la orilla de la playa. Mira, qué sufrimiento. ¿Cómo iba a dormir bien? Con lo bien que estoy aquí, en mi sofá, tranquilito, sin mancharme los pies de arena ni teniendo que ponerme crema para evitar quemar mi piel… ¡Vamos! Que no sabemos lo que tenemos, ¡oye!

No, en serio, sí que he dormido fatal. Y eso que anoche eran casi las 2 am cuando me acosté. Es que siempre me ha gustado mucho esa paz de la madrugada cuando todos duermen y no hay nadie en la calle ni se oye el paso de los vehículos. Vale, parezco gilipollas, eso mismo lo puedo hacer todos estos días a cualquier hora y no esperar a las tantas de la noche.

Pues sabes qué… desde el sábado he salido dos momentos de casa. El lunes tuve que acudir a la librería para entregar unas cajas para una editorial, ya que los ingresos son cero, se agradece que retiren mercancía. Y esta mañana, que acudí a Mercadona para rellenar un poco la nevera. Pues nada, subir la rampa del garaje saliendo de casa y encontrar ambos días un coche (diferente cada día, claro) aparcado en la salida obstruyendo el paso con el “peaso” de cuesta que hay que subir, ¡eso no ha faltado!
¡Joder! ¿Que ni en estos días vamos a evitar soltar el coche donde nos sale de… del alma? Otro tema interesante para tratar otro día, los del “un momentito”, “que solo voy a dejar al niño”, “no pites más, que solo han sido dos minutos”… Po aparca bien, cojoneeee, que diría mi cuñao.

Solo espero que cuando esto acabe, pero no al día siguiente, ni una semana después… me refiero a cuando la vida vuelva a ser normal… ¿Habremos aprendido algo? ¿Seremos capaces de tener más empatía y más respeto por el prójimo? Lo dudo, la verdad.

Porque yo, que soy autónomo (lo he dicho alguna vez en estos días, ¿verdad?), le estoy poniendo todo lo que puedo de mi parte, todo el humor y toda la voluntad del mundo a esta situación (que no tiene absolutamente nada de graciosa). Pero llegará un momento en que cuando la normalidad se vaya instalando de nuevo en nuestras vidas, habrá que exigir responsabilidad y que muchos actúen en consecuencia a sus actos y asuman sus culpas y dejaciones… ¿¿¿no???
Que yo no voy a hablar de políticos (Todos), ni de altos y medios cargos en la administración (muchos), ni de los listos (menos) que aprovechan estas situaciones para sacar beneficio propio o actúan mal y/o tarde. Bueno, algún día, como esto va para largo, sí que podemos dar unas pinceladas, porque eso de los EPIs y las mascarillas para nuestro querido y admirado personal sanitario (mi mujer es enfermera), eso, que no tengan en estos días el material adecuado, no ya para no contagiarse ellos… para no contagiar a los pacientes que tratan… ¡eso clama al cielo!

En fin, que yo pretendo aplicar todo el humor que sea capaz de transmitir pero, debe ser este día mustio y gris, añadido al exceso de información en todos lados, que hacen que tengas que ponerte negro de cuando en cuando. Pero ya se me pasa…

Bueno, que pese a todo, esto sigue estando chupao, que tenemos ventilado un día más… Y, mañana, más y mejor. ¿Qué no? Pero si es San José, si es el día del padre.

Estoy pensando dónde salir a comer… dudo entre el balcón que da al mar o el que tiene vistas al Supercor (clin, clin, Corte Inglés paga algo por la publi). Es que este, si el día está claro, permite ver Gibraltar muy al fondo. En fin, decidiremos según sople el viento.
Haré un pollo asado. Bueno, en realidad haré varios, porque en el super no quedaban pollos enteros (perdón por no usar el lenguaje inclusivo en este caso), así que he comprado unos cuartos traseros y una bandeja de muslitos (y como vienen 5 ó 6 es evidente que tengo que hacer varios pollos) y lo prepararé con mi toque especial. Que dicen los niños que el de mamá está muy rico… pero como el de papá, ninguno. Y yo no me lo explico, ¡si usamos el mismo horno!

Y estar sin fútbol, esto sí que es duro, ¡menudo rollo! Cómo será la cosa que ayer vi un reportaje de la primera Champions que ganó el Barça en Wembley y ya he estado dos veces tentado de poner Real Madrid Televisión, lo que pasa es que, vaya cosas, aquí el Madrid siempre gana. Y mi colega y vecino Antonio, manda carallo, este año que se mete su Athletic en la final de Copa y a ver cómo y cuándo se resuelve el asunto.

Pero bueno, ¡que me enrollo tela! ¿Y no me dice nadie cállate ya? Os advierto que estamos en el día 4, que a este ritmo según avancen los días, acabo escribiendo “Guerra y paz” ese tocho de Tolstoi, que en alguna edición se pone en casi 1200 páginas.

Os dejo por hoy, que acaba de sonarme el pitito de nuevo mail… y cuando miro es para que participe en una encuesta y me regalan unos bonos para viajar por toda Europa. ¿En serio? No voy a mencionar la empresa que se dirige a mí no sea que alguno queráis reclamarle daños psicológicos y compensaciones millonarias.

Lo dicho, hasta mañana, hoy toca dormir bien.

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Diario de una alerta.

Día 3.

Bueno, hoy comienzo a escribir mis líneas diarias con el himno de Andalucía recién escuchado. Cortesía de mi vecino Juanjo, un crack que nos deleita, puntualmente, un buen rato cada día cuando van dando las 20h.
Va pasando el tercer día. Insisto, es “pan comío”. Que esto es lo mismo que hablo con mi amigo Carlos, cada semana. Ya parece un pequeño ritual.

Todos los lunes a las 8,30 de la mañana. Dejamos a los niños en el bus para el cole.
– Ojú, y todavía es lunes.
– Naaaa, cuando te vengas a dar cuenta, miércoles… y luego, viernes. Y otra vez metidos en el fin de semana.
Y llega el viernes. Misma hora.
– Killo, ¿ves?¿Recuerdas el lunes? Pues ya viernes.
– Ea, al lío. Nos vemos a las 13,45. Hoy pagas tú la birra.
Y así, se pasan las semanas sin darnos cuenta.

Ha sido un día afortunado, nos han traído la lavadora nueva a primera hora. Ya tiene guasa, se nos averió a finales de la semana pasada, espero que no fuera un virus, el técnico dijo que no había mucho que hacer. Así que gastito extra, que en estos días viene genial, ¡ya te digo! Contribuyendo a sostener la economía.

Lo que os decía ayer. Somos autónomos. Unos máquinas. A un autónomo le pones por delante un virus, un tigre “desmayao” o un plato de paella más dura que el cemento… y no solo puede con todos, además pide otro plato de arroz. A estas alturas no sé si había leído esto por ahí.

Y se va haciendo de noche, ¡que se acaba uno más, chiquillo! Y se va entre instalar la lavadora que, por cierto, los chicos del transporte solo pudieron dejarnos en la puerta de casa, que yo puedo arrastrar la vieja hasta la puerta y la nueva hasta el lavadero (Que soy autónomo, joder!!!), pero… ¿Y cómo lo hacen si esto le ocurre a una persona mayor?, continua yéndose entre hacer alguna labor en casa y mirar las ventas de hoy en la librería… ¡Ah! No, que han sido cero… como ayer, como mañana, como en los próximos X días (me da miedo imaginar hasta dónde puede llegar la X).

Porque eso sí, ingresos cero. Pero aquí nadie de los que “gestionan” me dice que no me preocupe, que los gastos, ya no digo cero, pero que van a ser mínimos… ¡qué menos!

En fin, que no podemos engañarnos. Esto no van a ser quince días, serán un buen puñado más… Así que en estos momentos dudo si hacer 500 abdominales o no hacer nada durante lo que queda de semana. Quedarme quieto. Parao. (Parao sin movimiento, que cotizando y pagando un puñado de cosas voy a seguir, eso que no falte).
También pensé seriamente pintar con rotulador una réplica de la Capilla Sixtina en el techo de mi habitación, pero me falta el color verde, así que he desechado la idea. Sí, lo sé, en la librería tengo un montón de colores… pero, qué pereza ir solo para coger uno verde, ¿no?

Bueno, voy acabando. Voy a ver un rato la tele… Creo que me voy a poner “Cadena perpetua”, peliculón de Tim Robbins y Morgan Freeman, basado en el relato corto (aunque la peli dura casi 2 horas y media, qué cosas… pero tiempo nos sobra, ¡qué pasa!) de Stephen King y en la que un gaché pasa como 20 años en una cárcel cumpliendo 2 cadenas perpetuas por un crimen que dice no haber cometido, pero al final consigue escapar…
¡Te vas dando cuenta de que loco es poco para definirme!, ¿no?

Ya está bien por hoy… ¡Sed buenos! Mañana podemos hablar de un montón de novedades y libros chulos que teníamos preparados para San José y el día del padre. Pues esto también habrá que celebrarlo con retraso. ¡Bye!

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Diario de una alerta.

Día 2.

Pues sí, se nos va ya el segundo día de alarma, esto está chupao (¿¿¡!??).

Hoy me levanté temprano, pero no mucho. Sobre las 8,30. ¡Ya ves! Tres cuartos de hora después de lo habitual, a cuerpo de rey, oye. Desayuné tranquilamente con mis hijos. Un poco de fruta, café y tostadas. ¡Olé!

Luego, deberes. Recordad que hoy había que establecer una rutina. Un poco de francés, con el nivelazo que tengo, que solo sé aquello de “güi” y “ye´tem”, otra pizca de inglés, este sí que lo domino, of course. Y para acabar, matemáticas. Tocaba aprender a pasar decilitros a hectolitros, mililitros a litros. Y yo, pensando en los 33 centilitros de la cerveza que habitualmente tomamos a mediodía unos colegas antes de recoger a los peques.

Pues nada, dicho y hecho. ¿Piensas que no nos la hemos tomado? Pues va a ser que sí… vía whatsapp y viéndonos en la distancia desde los balcones ya que vivimos en la misma urba, hemos brindado porque ya falta 1 día menos. ¡Olé de nuevo!

Tuve que bajar a por una bombona… y resulta que justo estaban reponiéndolas, así que me la entregaron rápidamente… vaya chasco, en 2 minutos ya estaba de nuevo en casa. Menudo paseo. Bueno, me dio tiempo a una mini tertulia como a 3 metros de distancia con un chaval joven, autónomo también, que después de poner gasolina, esperaba con sus guantes aún puestos a una prudente distancia para pagar.

– Qué tostá.
– Po sí.
– Y ahora sin ingresos, a ver el autónomo y los pagos.
– No te preocupes hombre, somos (los autónomos) superhéroes, somos inmortales (también los autónomos).
– Di que sí, si podían haber aislado a toda España menos a nosotros (sí, a los autónomos) que rodeamos entre 4 al virus ese y nos lo comemos con papas.
– En fin.
– Suerte.
– Al toro.

Y en casa.

Almuerzo, cafelito, un rato en el sofá. Un poco de trabajo desde el ordenador. Y poco más, tarde lista.
A las 8 nos hemos asomado al balcón. Pero antes he aplaudido en privado a mi mujer, enfermera, para ganar puntos en los venideros días. Luego desde fuera, más aplausos. Uno que pone el himno de España, otro la Macarena y se pasa un rato divertido y orgulloso de vecinos y ciudadanos que arriman el hombro. Aunque, debo reconocerlo, a mí el que me emociona de verdad es el de Andalucía. ¿Mira que si a estas alturas se me está despertando el espíritu independentista o se me estará yendo ya la cabeza y yo sin darme cuenta?

Y lo que decía al principio, se nos va el día. Un poquito de ensalada y filetito de pavo para cenar. ¡Y eso que ni me planteo la operación bikini!
Ahora voy a ver The Walking Dead, esa serie donde una pandemia ha dejado a unos pocos supervivientes que viven aislados luchando contra un montón de zombies hambrientos. ¿Masoca? No, lo siguiente (que se dice ahora). Por cierto, una noche de estas tengo que ver, una vez más, esa obra de arte que es La ventana indiscreta, auténtica obra de arte de Alfred Hitchcock y muy apropiada si no sabes sacar provecho a las vistas desde tu ventana.

Y mañana probabilidad de lluvias… ¡pues a las 13,30 hay otra ronda en los balcones, pago yo!

Que maleducado, ¿Qué tal vuestro día?

Buenas noches y dulces, soleados y llenos de aire fresco sueños. Recordadme en los próximos días que hablemos de los nuevos hábitos de higiene, ¡menudo descubrimiento para algunos!

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Diario de una alerta.

Viviendo algo que parece pura ciencia ficción. El mundo se para por un virus. Confinados en casa en toda España… y en medio mundo, ya veremos qué nos depara el futuro.

Sirvan estas líneas como entretenimiento en el día a día. A ver cómo van los ánimos…

Día 1.

Va acabando el primer día del Estado de alarma. En las primeras horas se mezclan esos ratos de risas por los whatsapp, memes y buen humor de amigos y publicaciones que encuentro en las redes sociales (sí, estos días les daré una oportunidad y volveré a usarlas) o te llegan al móvil con la incertidumbre de qué va a ocurrir en nuestro futuro inmediato y a medio plazo. Después te das cuenta de que ya habrá tiempo para pensar en lo que esté por venir que, al menos a nivel laboral, pinta que se nos va a hacer una laaaarga cuesta de enero. Ahora, es fácil y simple, nos queda tan solo una preocupación por delante, estar en casa y cuidarnos, a nosotros mismos y a los que conviven bajo el mismo techo. ¡Y, aunque simple, no es poca tarea!


Estoy convencido de que hay que ser optimista, como siempre en esta vida. No toca pensar mal, ni reenviar críticas y cosas negativas, no pienso hacerlo. No voy a indignarme por los cuatro tontos que no respetan las actuales circunstancias, mejor sentirnos orgullosos del comportamiento de la inmensa mayoría de ciudadanos que sí lo hacen. No voy a perder un segundo en contemplar lo estúpidos que podemos ser los humanos cuando son “muchisimísimos” más aquellos que te hacen sentir orgulloso y que colaboran en la medida de sus posibilidades y con tanta generosidad. Siempre es recomendable, pero en estos difíciles momentos, es mejor mirar las cosas desde el punto de vista más positivo.

Mañana nos pondremos una rutina diaria, que sé de alguno que podría estar el tiempo que sea necesario jugando con cualquier cosa electrónica que tenga pantalla, tocará que los niños estudien un rato, serán días en los que, evidentemente, la lectura diaria no faltará, me he traído tanto libro que es probable que pudiera actuar como biblioteca con los vecinos de mi bloque. Buscaremos también alguna serie a la que engancharnos (acepto recomendaciones) para no estar todo el día viendo y oyendo noticias que, en muchos casos, tienden a acentuar la peor parte de todo.

Por cierto, estoy acabando de leer el libro del Club de lectura, se titula “Las mutaciones” de Jorge Comensal. Nos reuníamos mañana para nuestra tertulia, nos tocará esperar un poquito para compartir charla, lecturas y vinos, que esto último no puede faltar.

Ya os iré comentando los títulos que tengo por aquí, aunque es muy probable que el siguiente sea la novela que acaba de salir de Dulce María Cardoso, un gran descubrimiento gracias a mi compadre. Y vosotros, ¿qué tenéis entre manos? ¿Cuál es el próximo que vais a comenzar?

Bueno, se va acabando el día 1… Nos leemos, y… ¡Mucho ánimo! Pronto esto solo será un mal recuerdo.

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